Danza
La danza es una expresión del arte, tan antigua como la misma humanidad. Sus principales orígenes nos hablan de que fue creada como una expresión del lenguaje mitológico, místico y hasta reverencial de las diferentes culturas de las que formaba parte.
Su belleza radicaba en lo excelso de cada movimiento, los mismos que integraban la parte física, mental y espiritual, convirtiendo este arte en una de las herramientas más importantes dentro de su cultura, tal es así que en nuestros días muchas de esas formas se continúan practicando y participan del programa de enseñanza en los estudios de las escuelas de danza contemporáneas.
La estructura coreográfica se desenvolvía en un marco de respeto y reverencia hacia los elementos de la naturaleza, tal es el caso de la ceremonia ancestral del Inti Raymi, ceremonia de adoración al sol, al dios Apu Punchao Inca o el Sol de los incas o Tata Inti, denominada Inti Raymi o Fiesta del Sol que se realizaba justamente al producirse el solsticio de invierno, que ocurre cada 21 de junio, momento en que el Sol se encuentra en la posición más alejada de nuestro planeta. Conocedores de este hecho, los Incas realizaban la fiesta para que el Sol no se aleje más, y vuelva con sus fulgores a bendecir la tierra e iniciar así un nuevo ciclo de vida, y además un génesis agrícola de la que dependía el bienestar común del pueblo y la estabilidad de un Estado caracterizado por la casi ausencia del hambre. Tata Inti (sol) según la cosmovisión indígena, tenía una complementariedad energética con la madre tierra (Pachamama), de la que surgía la vida en el mundo terrenal (Kaypacha) y se extendía al reino de los cielos (Janajpacha), alcanzando el inframundo (Ukhupacha). Esta ceremonia con sus respectivas coreografías se realiza hasta nuestros días, observándose en ella las características antes dichas, de reverencia y misticismo.
Otro ejemplo importante de mencionar es la danza del vientre, la misma que desciende de las danzas del antiguo Egipto y que procede de un baile de tipo religioso que practicaban antiguamente las sacerdotisas de los templos, formando parte también de las prácticas tradicionales de alumbramiento en las regiones de origen.
Citando otro precedente se encuentra el de Kathakali, esta danza es un estilo de baile teatro clásico de la zona de Kerala, al sur de la India. En ella los cantantes narran leyendas hindúes (provenientes del Mahabharata, del Ramayana y del Bagavata Purana) que los bailarines/actores personifican en escena mediante un complejo lenguaje de nrta (pasos de danza), mudras (gestos de las manos) y navarasya (expresiones del rostro). Estas leyendas tienen un profundo significado espiritual dentro de su cultura.
Los párrafos anteriores hablan por sí solos de la danza como un instrumento de misticismo y armonización que se mantiene hasta ahora y cuyas representaciones incluso son tomadas como referencia hasta hoy en el arte e incluso en la sanación mental, espiritual y física.
Su belleza radicaba en lo excelso de cada movimiento, los mismos que integraban la parte física, mental y espiritual, convirtiendo este arte en una de las herramientas más importantes dentro de su cultura, tal es así que en nuestros días muchas de esas formas se continúan practicando y participan del programa de enseñanza en los estudios de las escuelas de danza contemporáneas.
La estructura coreográfica se desenvolvía en un marco de respeto y reverencia hacia los elementos de la naturaleza, tal es el caso de la ceremonia ancestral del Inti Raymi, ceremonia de adoración al sol, al dios Apu Punchao Inca o el Sol de los incas o Tata Inti, denominada Inti Raymi o Fiesta del Sol que se realizaba justamente al producirse el solsticio de invierno, que ocurre cada 21 de junio, momento en que el Sol se encuentra en la posición más alejada de nuestro planeta. Conocedores de este hecho, los Incas realizaban la fiesta para que el Sol no se aleje más, y vuelva con sus fulgores a bendecir la tierra e iniciar así un nuevo ciclo de vida, y además un génesis agrícola de la que dependía el bienestar común del pueblo y la estabilidad de un Estado caracterizado por la casi ausencia del hambre. Tata Inti (sol) según la cosmovisión indígena, tenía una complementariedad energética con la madre tierra (Pachamama), de la que surgía la vida en el mundo terrenal (Kaypacha) y se extendía al reino de los cielos (Janajpacha), alcanzando el inframundo (Ukhupacha). Esta ceremonia con sus respectivas coreografías se realiza hasta nuestros días, observándose en ella las características antes dichas, de reverencia y misticismo.
Otro ejemplo importante de mencionar es la danza del vientre, la misma que desciende de las danzas del antiguo Egipto y que procede de un baile de tipo religioso que practicaban antiguamente las sacerdotisas de los templos, formando parte también de las prácticas tradicionales de alumbramiento en las regiones de origen.
Citando otro precedente se encuentra el de Kathakali, esta danza es un estilo de baile teatro clásico de la zona de Kerala, al sur de la India. En ella los cantantes narran leyendas hindúes (provenientes del Mahabharata, del Ramayana y del Bagavata Purana) que los bailarines/actores personifican en escena mediante un complejo lenguaje de nrta (pasos de danza), mudras (gestos de las manos) y navarasya (expresiones del rostro). Estas leyendas tienen un profundo significado espiritual dentro de su cultura.
Los párrafos anteriores hablan por sí solos de la danza como un instrumento de misticismo y armonización que se mantiene hasta ahora y cuyas representaciones incluso son tomadas como referencia hasta hoy en el arte e incluso en la sanación mental, espiritual y física.